Peelings

Un Peeling Químico es la aplicación de productos químicos de forma controlada sobre la piel para producir una muerte del tejido. La profundidad de la herida depende de la condición que queramos tratar. Luego, la piel se regenera a partir de las capas más profundas de la dermis y de folículos pilosos no dañados.

Los tipos de peeling se definen por el tipo de daño que hacen en la piel: superficial, medio y profundo. Los superficiales no dañan la piel por debajo de la epidermis, los medianos llegan a la dermis, y los profundos a la capa más profunda de la misma.

La mayoría de los peelings se hacen en un dermatólogo, pero también existen algunos peelings caseros más suaves y menos efectivos.

¿Para qué sirve un peeling?

Al realizar un peeling, la calidad de la piel mejora enormemente, tratando el problema en particular que tenga la persona. La piel queda de un tono uniforme y una apariencia mucho más fina.

¿Quién puede hacerse un peeling?

Son buenos candidatos para hacerse un peeling aquellos que tienen la piel dañada por el sol, pigmentación, queratosis actínica, arrugas finas y cicatrices. Sin embargo, aquellas personas con la piel pigmentada en colores muy oscuros deben tener mucho cuidado a la hora de realizar este tratamiento.

Efectos secundarios de los peeling

Entre los riesgos y complicaciones más comunes de los peeling químicos encontramos la cicatrices, infecciones, reactivación de infecciones por herpes, y un contraste en la coloración de la zona de la piel tratada.

Siempre hay un período de recuperación que depende de la profundidad del peeling, llegando a tardar semanas. Estos requieren anestesia local, sedación profunda y en ocasiones anestesia general, lo que lleva a muchos riesgos.